lunes, 2 de septiembre de 2019

La lluvia....

La lluvia sobreviene América
o solamente a mí,
pero los truenos despedazan ya el sábado,
apagados ineficientemente por la canción más conocida de Dave Brubeck
repiqueteando en los audífonos,
camino por Coyoacán,
aunque caen las primeras gotas de agua
el sol sigue en todo su esplendor,
las gafas siguen reposando sobre mis orejas y mis ojos,
tengo también una novela de Henry Miller bajo el brazo,
por supuesto que es trópico de cáncer,
la tormenta que ahora arrecia me obliga a detenerme bajo una palmera junto a los Viveros,
aún hace calor a pesar de todo,
la luz sigue difusa e intensa sobre el horizonte,
las nubes blancas que tapizan el cielo de ese lado no parecen de lluvia,
parecen más bien hechas de seda y del espectro de mis pesadillas,
llegaré tarde a la cita,
decido aventurarme bajo el diluvio que cae inquebrantable,
las fauces del agua han extinguido el sol,
los charcos se suben por las suelas de mis botas,
de alguna manera llego al mercado corriendo,
ell recinto es cálido y está atestado,
estoy empapado pero eso qué importa,
todo me recuerda a a ti,
soy un cliché andando,
quisiera verte hoy
si tan sólo pudiera verte hoy

martes, 5 de marzo de 2019

Algunas noches...

Algunas noches sé que piensas en mí
y sé que una ansiedad de nosotros
cubre de palmo a palmo la ciudad,
de ti a mí como un cable interminable,
como si de pronto pudiera adivinar
una cómplice melancolía compartida,
pero hoy no es una de esas noches,
hoy vienen una tras otra las tristezas
que me empaparon de la falta de ti,
que me robaron tus días y tus tardes,
que me volvieron un pedazo de nada,
cuántas veces crees que te reinventé
en un viejo pedazo de papel amarillo
en las mentiras de un poema mínimo,
en las calles que nunca compartimos,
te reencuentro, te vuelvo a encontrar
dentro de los habitáculos de mi mente,
como si me creyera mi versión de ti
que fabulosamente me ha repoblado
y te ha reconstruido imposiblemente
detallándote, fugaz, hasta la obsesión,
hasta que queda claro que no eres tú,
que los engranes son solamente eso,
que te he hallado en una memoria
que quizás jamás podrá volver a ser,
y que quizás nunca jamás ha sido
nada más que un juego de niños,
nada más que una verdad a medias,
después un reinicio y como si nada,
después el regreso al vórtice infernal,
después mañana, mañana, mañana,
y la noche en la que hablarás de mí,
y la tarde inevitable del eterno retorno,
y la madrugada constante del recuerdo,
hasta que finalmente todo se limpie,
las cosas se vuelvan cosas nada más,
el calendario me diga que al fin llegó
el día en que te reinvente otra vez
solo una última vez y una más y otra.



Ian García Varona

lunes, 14 de enero de 2019

Nuestros ojos se cruzaron...

Nuestros ojos se cruzaron
y las avenidas se acercaron tanto que tus dedos casi tocan los míos,
pero simplemente no será así,
fallamos sólo por unos segundos,
la eternidad se nos alejó,
jamás lo que pudo haber sido será,
tendrás tu vida paralela a la mía
sin saber jamás lo mucho que pude haber sido tuyo,
las lagunas de mis sueños,
las mañanas que nadie nos habría podido arrebatar,
y tal vez sea mejor así y que no lo sepas,
que no sepas del terremoto que hay en tus ojos,
que no sepas de la profunda desesperación de mis labios,
que no sepas, ni un poco ni jamás,
la felicidad que nos aguardaba en la infinita posibilidad.



Ian García Varona