La espuma de las horas se congela
En tus ojos brillantes como plumas
Tus dedos fríos tocan brevemente
Tímidamente la palma de mi mano
Nos hiela la sangre la percepción
De una realidad que se desmorona
En un mundo que no acaba de morir
Sonríes y en tu sonrisa cabe el dolor
Y la felicidad y la gloria y el fracaso
De cada día que tengo que vivir sin ti
Del pasado en el que torpemente
No estabas tú aunque ya te conocía
En sueños y en los poemas breves
En canciones españolas ochenteras
Y en la lluvia de temporada de lluvias
Mis pies vagabundos titubeantes
Se vacían se detienen cobardemente
Ante el monumental anuncio de ti
De tu presencia absoluta en la tierra
Y en la respiración que me invade
Cada que la atmósfera se vuelve tú
Tu voz y tus manos delgadas que me
Atormentan en fantasías intensas
Violentas ingenuas anhelantes
Quizás hay más bajo este horizonte
Que nuestras frentes quemadas
Por las extensas noches de pavor
De fiebre y de incomprensión total
En que nos deseamos y disolvemos
Nuestros pies como tabletas de sal
Esperando a que lleguen las tardes
Las salas oscuras de cine y el rumor
De nuestras voces y la complicidad
Hecha murmullos roces miradas
Fugaces como la luz del proyector
Y como la espuma del tiempo
Que se congela y que cada mañana
Vuelve a comenzar
-Ian