Te veías distorsionada y nítida simultáneamente,
como si tu rostro fuese un óleo en el fondo del armario,
como si estuvieras sumergida en corrientes profundas
y un recuerdo de algo te llamara en mi memoria de nuevo
y vinieras bailando en los destellos de una luz de agua
y voltearas una última vez antes de marcharte otra vez.
Ian García Varona
No hay comentarios:
Publicar un comentario