domingo, 9 de diciembre de 2018

el mundo se acaba...

el mundo se acaba y tú y yo nos seguimos observando
aunque no nos podamos ver,
es el último instante,
tal vez nos damos cuenta de eso,
pero es mejor pretender,
porque después de éste segundo no habrá un mañana,
estamos tratando de decirnos algo 
y al final nos quedamos callados, como siempre, 
si tan sólo hubiera una manera de despertar enredado contigo,
nos observamos detenidamente aunque los kilómetros nos separen
y únicamente la frágil línea telefónica nos una por última vez,
yo te digo secretos inquebrantables,
tú me escuchas como quien trata de contener un río,
la madrugada se despedaza sobre nuestros cuerpos agotados,
dejamos que la oscuridad y el frío se vuelvan palabras ciertas,
dolor, memoria y, finalmente, una felicidad que creímos extraviada,
después la hora se cierra sobre nosotros,
esto es todo, pensamos,
lo demoramos un poco,
cerramos los ojos y nos imaginamos que nos observamos,
y nos observamos,
te miro de memoria,
cuento tus lunares como quien cuenta constelaciones o granos de sal,
recorro sin prisas las líneas de tu rostro que prolongan tu sonrisa,
tú tal vez me miras a mí,
de golpe la distancia regresa con una realidad avasalladora,
el auricular vuelve a existir repentinamente,
abrimos los ojos,
me dices que me amas,
y sólo por volverlo a escuchar te digo que no te entendí,
después te digo que ya es tarde, 
que tal vez ya deberíamos dormir,
tú me dices que colgarás
y no lo haces,
de repente éste se convirtió en un verdadero adiós,
me dices que no creíste que fuera tan difícil cortar una llamada,
me vuelves a decir que me amas
y ésta vez entiendo que eso fue todo,
trato de abrazarme a tu voz y a tus palabras como con sed,
pero tu cuelgas, al fin,
la llamada termina como si nada,
yo me quedo mirando el cielo raso de mi habitación,
tal vez lloro,
ya es el día siguiente pero la noche sigue siendo la de ayer,
de pronto estoy seguro que hoy no soñaré contigo,
aunque tal vez, en un par de días, sí.


Ian García Varona

domingo, 4 de noviembre de 2018

Sé que ésta noche estás pensando en mí

Sé que ésta noche estás pensando en mí. El frío de la sierra sobrevino a la lluvia de la tarde. Todo es tranquilo aquí: las colinas verdes que bardean el pueblo, la calma neblina que se desprende del centro de los valles como un incendio de viento, el otoño que se desmaya, la oscuridad que se va cerrando alrededor de la casa, la casa llena de fantasmas y de nubes, la historia que se repite en sí misma una y otra vez, como si el tiempo pasara y los nombres cambiaran, pero todo siguiera igual, y el silencio siempre significara lo mismo.
Sé que ésta noche estás pensando en mí. Siento madurar el viejo dolor en mí. Nada aquí es fuera de lo normal: hay un libro naranja sobre mi regazo, mi mirada observa un barandal azul, las voces a mi alrededor se confunden con las cigarras, una nostalgia que no es mía ni tuya, sino de una mirada que se parece a otra que nunca conocí, ya no te recuerdo, ya no te encuentro rincones en mi alma, el sueño caerá temprano y allá nada te deparará, acá la madrugada nos inundará de una luz extraña y feliz, no me importa saber qué tanto de esto será un sueño. Sé que ésta noche estás pensando en mí. Sé que más de éstas noches vendrán para ti. Y lo sé, y todo lo demás también lo sé: sé que piensas en los huesos de mis dedos, que añoras algo sin nombre, que el frío de la sierra te amarra y te hace prisionera, porque, aunque tú no estés aquí, estás, tú no lo comprendes porque nunca comprendiste nada, te aplasta el terror de pensarme y necesitarme, el terror de no saber porqué, qué más da que no estés aquí, hace tanto tiempo que no lo estás, y aún así siempre quedará ese algo que jamás podrás desprender. Sé que ésta noche estás pensando en mí. Y qué lástima, la verdad.


Ian García Varona
Coronilla, Guerrero, 2018

domingo, 23 de septiembre de 2018

Yo te veo...

Yo te veo,
encuentro en ti un refugio,
pero no como una salvación,
no como si nos debiéramos algo,
sino como alguien que es
irresponsablemente feliz,
como una alfombra tibia
bajo unos pies desnudos,
luego sólo te veo,
te encuentro real,
como materia de sueños,
eres transparente,
yo me asfixio en la idea de amarte,
no te comprendo,
pero eso está bien,
no necesito nada de ti,
sólo verte.


Ian García Varona

miércoles, 22 de agosto de 2018

Legado de nuestros héroes

Legado de nuestros héroes

Subestimas los rayos de mi frente
y los destellos de la luna del sur,
tú, subordinación de horrores,
sabio de las arbitrariedades,
simulación de un canto post mortem,
efímera predestinación de fatalidades,
escriba de los muros palpitantes 
de los laberintos intrínsecos
dentro de las pirámides de los muertos.

Ausculta la realidad de tu zozobra,
lame la sangre de tus heridas
y siente el olor del hervor de la cera
resbalando por tus sienes y mejillas,
recordándote, resignándote,
a un dolor infinito 
previo al infinito mismo.

Tú, alas despedazadas,
tú, reptil de fuego inmediato y breve,
tú, ocaso de transparencias imprecisas,
espera a que suba la marea,
límpiate el polvo de las manos,
y hunde el rostro en aguas saladas.



Ian García Varona

viernes, 13 de julio de 2018

Cuándo has de venir...

Cuándo has de venir,
mira que me fastidia el insomnio,
en noches como ésta te convierto,
alucino con la sal de tus labios,
escucho los latidos de tu vientre, 
saciado de tus besos y de tu cuerpo
te dejo escapar en una niebla blanca,
esperando seas el rocío en mi pecho,
acaso solamente te soñaré, 
eternamente, amargamente,
al amanecer no serás tú,
no será nadie, 
sólo ésta ansiedad de ti.
 Ian García Varona

lunes, 18 de junio de 2018

martes, 8 de mayo de 2018

Te diré...

Te diré que ya no te amo,
que te he olvidado ya,
que te recuerdo con cariño,
nada más,
que nuestras canciones
ya son de alguien más,
que nuestros lugares
sólo son puntos en el mapa,
y si te digo que ya no te amo,
¿te marcharás?,
y si te digo que ya no te amo,
¿me olvidarás?,
y si te miento y te digo que ya no te amo
¿Me creerás?



Ian García Varona

jueves, 3 de mayo de 2018

1.

1.


Yo la quiero tanto a usted,
sus ojos se parecen a la contraportada de un libro;
y hace tan solo unos años que la conozco
pero ya las fotografías lo han confirmado:
usted siempre ha sido tan bella,
no me atrevo a decírselo,
y es que usted me mira y yo me olvido,
y pareciera que los años son tan lejanos como pensar:
hace ene años yo estaba ahí, haciendo ene cosas
y usted allá, siendo feliz allá, sonriendo,
y de pronto estamos aquí,
y yo a usted la quiero tanto desde hace tan poquito,
pero es que ha sido tan sencillo,
con esa boca de tango,
como si hubiésemos nacido en el mismo lugar,
aunque usted tenga su pasado tan arraigado
(y precisamente por eso)
yo a usted la quiero tanto desde hace tanto.


Ian García Varona

martes, 20 de marzo de 2018

Te veías...

Te veías distorsionada y nítida simultáneamente,
como si tu rostro fuese un óleo en el fondo del armario,
como si estuvieras sumergida en corrientes profundas
y un recuerdo de algo te llamara en mi memoria de nuevo
y vinieras bailando en los destellos de una luz de agua
y voltearas una última vez antes de marcharte otra vez.


Ian García Varona

viernes, 2 de marzo de 2018

Hola, extraña

Hola, extraña,
tantos años ya
de no conocerte
de dibujarte en
las mujeres de
las películas y
de los afiches
de tenerte y no
adivinándote en
los rostros de
otras extrañas
que nunca son tú
ni siquiera algo
suficiente y yo
vuelvo a soñarte
en mis brazos en
mi cama respirando
bebiendo de la
misma taza pero
la mañana es cruel
extraña como tú
me regresa a la
calle donde busco
como sabueso tu
voz que nunca he
escuchado yo me
pregunto si algún
día vendrás, extraña.




Ian García Varona

viernes, 9 de febrero de 2018

Goodbye, stranger


Goodbye, stranger


Caminó por la acera más transitada. Los acordes de una canción ya olvidada lo acecharon en la segunda esquina. Miró el cielo, las nubes se despintaban, la noche amenazaba ya. Pero no pudo evitar detenerse. Un transeúnte anónimo lo golpeó al pasar a su lado, tal vez por accidente. Pero no le prestó atención, daba vueltas como un perro hambriento tratando de encontrar la música. Se abrió paso a través del cardumen de obreros. Pronto se encontró en un callejón desprovisto de toda luz. Al cabo de un momento se dio cuenta que todo estaba en completo silencio. Esa noche tarareó la tonada hasta quedarse dormido, pensando en calles empapadas de lluvia, en librerías antiguas, en unas manos morenas. A la mañana siguiente no pudo recordar la canción.



Ian García Varona

viernes, 2 de febrero de 2018

Invierno, otra vez

Invierno, otra vez

Si al menos te hubieras muerto podría extrañarte,
mira lo que quedó de tu amor eterno,
ahora yo también me he marchado,
y ya nada nos hará volver.


Ian García Varona