“está lloviendo”, te dije
“aquí está empezando a llover”,
me respondiste, susurrando,
hubo algo dulce en el silencio
que siguió al temblor de tu voz,
quizá pensamos en los años
transcurridos irreparablemente
o tal vez sólo cerramos los ojos,
soñando con un tiempo perdido,
siglos atrás, cuando éramos
algo que se parecía a casi todo,
ahora que somos casi nada,
y es que nada compartimos ya,
lo poco que nos queda es esto,
los kilómetros que se interponen
entre mis manos y las tuyas,
las habitaciones de la memoria,
una línea telefónica tambaleante,
ésta extraviada madrugada,
la ciudad dormida entre tú y yo
pero a lo mejor ni eso tenemos,
acaso lo único que compartimos
fue ese fugaz instante robado,
y la lluvia que llovía en tu casa
cuando en la mía llovía también
-Ian