Encallados en el delgado borde
Del límite del tiempo
Sagrados sobre la tierra
Obscena y oscura de tanto morir
De tanta sangre y tanta divinidad
Descubro en tu piel
La agonía que reservo
Para el silencio de la memoria
Me miras a los ojos y me dices
Si vamos a mentirnos el uno al otro
Que sea con la verdad
Te devuelvo la mirada y encuentro
Un océano implacable
No entiendo tu rostro ni entiendo
Esa profunda belleza que
Te arrebata de mis brazos
Y te vuelve corpórea y precisa
Me sumerjo en tus labios
Encontrando la dulzura
Del arrebato cruel de lo eterno
Yo, simple mortal,
Me desbarato como papel húmedo
Lleno tus dedos de tinta morada
Donde la lluvia me borrará después
-Ian