miércoles, 8 de junio de 2016

Apocalipsis 16:19

Apocalipsis 16:19


Algunas vez creímos en la vejez,
nos sentábamos y nos mirábamos como si nos conociéramos desde siempre,
como diciendo:

he metido el dedo en tus llagas
pero no sé si existes realmente,
espero que existas,
no queda mucho más que esperar solamente,
con los dedos y las piernas,
diciendo (mucho antes de saber en qué nos estábamos metiendo):
yo aceptaré todos tus pecados,
los haré propios y te dejaré caminar
sobre mis manos abiertas,
para que alcances lo que he negado,
entonces quizá me mirarás en una manera en la que el cielo pueda ser mío,
y yo abandonaré antes de averiguarlo,
pero tal vez no haya algo que podamos aceptar,
tal vez las llagas hiedan
y los pecados parezcan tiras de papel,
tal vez no comprenderás los sueños en los que sueño con espejos sobre tus ojos,
pero qué más da,
si estas rodillas ya son tuyas,
de esa media sonrisa
que ya me ha salvado del miedo a morir,
te diré parece que fue ayer,
dirás que dicen que todos los besos se parecen al primero de los besos,
mientras tanto diré las mismas palabras,
perfumaré tus heridas,
escribiré tus pecados con tiza sobre las aceras de la ciudad
para que se los lleven los zapatos de las personas que pasan
sin ver un par de adolescentes que lloran estúpidamente de felicidad,
frente a un museo que se va desmoronando bajo la lluvia.


Ian García Varona

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