Dios me ha quitado tanto
Pero voy a estar bien
El universo ya no me aterra
Ya no como antes de hoy
Con su piel de terciopelo
Me recibe con brazos
Abiertos cada noche
Qué el día me abandona
Púrpura y rojizo es el cielo
Como una mano escoba
El sol no brilla sobre mí
Pero sí las lámparas
Fluorescentes y frías
De edificios de Polanco
Y de las calles vacías
En las que las promesas
Se vuelven simulacros
De putrefacción y anís
De cines abandonados
En periferias inundadas
De esta ciudad antigua
Donde nada es sagrado
Y la pureza nunca existió
Donde nuestra inocencia
Se va desperdiciando
En vísperas desesperadas
En las que solo estamos
Los que sabemos estar
Y aprendemos a existir
En oscuridades vencidas
Tras tus ojos acuosos
Y en aquel gran secreto
De quien ha aprendido
A morir sin esperanza
A vivir con dignidad
Y a amar con desafío
-Ian
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