domingo, 4 de agosto de 2024

El día en que dejé de fingir

El día en que dejé de fingir


nos encontramos en el paralelo,

agitados, confundidos ante

la consciencia de la necesidad,

nos paramos en el límite,

sabemos que tarde o temprano

tendremos que mirarnos

con un impulso súbito

pero también premeditado,

mientras tanto nada y todo,

los días nos desbaratarán,

la lluvia no lavará los pecados

que agobian nuestros pechos,

las luces de los parques laterán

al ritmo de un pasado indecible,

pero encuéntrame en el meridiano,

dime que es el día de la siembra,

de la sombra del mes de agosto,

deslicémonos entre las farolas

hasta que los cuerpos no sean más,

y las partículas que somos

se desprendan de los árboles

como luciérnagas al nacer.


-Ian

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